Do de pecho por Antonio Medio
Belén Genicio, Ramón Alonso y Celestino Varela prestan su voz a lo mejor de la zarzuela en el homenaje al barítono gijonés en el centenario de su nacimiento
CUCA ALONSOAl cumplirse el centenario del nacimiento de Antonio Medio, «el artista asturiano que en los escenarios españoles logró las mayores cotas de popularidad y éxito», según reza su biografía, en su memoria el teatro Jovellanos ofreció ayer un magnífico recital de zarzuela en el que intervinieron la mezzosoprano Belén Genicio, el tenor Ramón Alonso y el barítono Celestino Varela, los tres acompañados al piano por Mario Bernardo.
El público asistente cubrió algo más de un tercio del patio de butacas, pero sus aplausos simularon el lleno. Fue una velada hermosa; al atractivo del programa, compuesto por las piezas más célebres del repertorio del género chico, se unió el buen momento que atraviesan los cantantes. Respecto al matrimonio compuesto por Belén Genicio y Ramón Alonso hemos de decir que ambos tienen mucho mérito, ya que sus actuaciones públicas son escasas -Ramón está centrado en la enseñanza-, lo que no les impide tener su voz a punto, cuidarla y trabajarla con esmero. Fruto de ello fue la sorpresa que ofrecieron ayer, con interpretaciones memorables.
Al inicio del espectáculo, sobre una imagen de Antonio Medio se pudo escuchar su voz en un fragmento de la zarzuela de «Un día de primavera», de los hermanos Fernández Shaw, «Las campanas de Madrid que triste suenan...». Era una estupenda grabación que nos permitió disfrutar nítidamente de los valores vocales de nuestro paisano. El más grande cantante gijonés, hasta el presente, hoy coronado por el tenor Alejandro Roig, era un sensacional barítono, de voz potente, «el barítono de hierro», lo titulaban.
Con el dúo de La Tempranica -Genicio, Alonso- se abrió la audición. En seguida pudimos apreciar que ambos están en voz, al día. Era más largo el papel de Belén que el de su pareja, por lo que hubo de llegar «Atardecer» de Sergio Domigo, y la jota «El Guitarrico», que la bordó, para darnos cuenta del enorme talento que conserva Ramón Alonso. Sus actuaciones fueron de lo mejor de la noche. A su vez nos encontramos con la sorprendente intervención del barítono avilesino Celestino Varela, dotado de un buen timbre y una técnica exquisita. «Oliendo a brea» o la «Romanza de Roque», de la obra «Marina», levantó aplausos muy calurosos.
En la segunda parte subieron de tono. Es natural, ya estaban muy seguros de sí mismos y de la respuesta del público. «María de la O» de Ernesto Lecuona, en la voz de Belén Genicio, simplemente genial, pero... ¿quién ha dicho que Belén es mezzosoprano, y en cualquier caso quién o qué mide la tesitura para hacer la valoración? En mi discreto entender es una soprano enorme. Y su técnica, tanto en Ramón como en ella, es admirable.
«La tabernera del puerto», «El último romántico», «La revoltosa»... Al final, la ovación fue premiada con dos bises, fragmento de «Luisa Fernanda» y el «Maribai» de «Doña Francisquita».
El público asistente cubrió algo más de un tercio del patio de butacas, pero sus aplausos simularon el lleno. Fue una velada hermosa; al atractivo del programa, compuesto por las piezas más célebres del repertorio del género chico, se unió el buen momento que atraviesan los cantantes. Respecto al matrimonio compuesto por Belén Genicio y Ramón Alonso hemos de decir que ambos tienen mucho mérito, ya que sus actuaciones públicas son escasas -Ramón está centrado en la enseñanza-, lo que no les impide tener su voz a punto, cuidarla y trabajarla con esmero. Fruto de ello fue la sorpresa que ofrecieron ayer, con interpretaciones memorables.
Al inicio del espectáculo, sobre una imagen de Antonio Medio se pudo escuchar su voz en un fragmento de la zarzuela de «Un día de primavera», de los hermanos Fernández Shaw, «Las campanas de Madrid que triste suenan...». Era una estupenda grabación que nos permitió disfrutar nítidamente de los valores vocales de nuestro paisano. El más grande cantante gijonés, hasta el presente, hoy coronado por el tenor Alejandro Roig, era un sensacional barítono, de voz potente, «el barítono de hierro», lo titulaban.
Con el dúo de La Tempranica -Genicio, Alonso- se abrió la audición. En seguida pudimos apreciar que ambos están en voz, al día. Era más largo el papel de Belén que el de su pareja, por lo que hubo de llegar «Atardecer» de Sergio Domigo, y la jota «El Guitarrico», que la bordó, para darnos cuenta del enorme talento que conserva Ramón Alonso. Sus actuaciones fueron de lo mejor de la noche. A su vez nos encontramos con la sorprendente intervención del barítono avilesino Celestino Varela, dotado de un buen timbre y una técnica exquisita. «Oliendo a brea» o la «Romanza de Roque», de la obra «Marina», levantó aplausos muy calurosos.
En la segunda parte subieron de tono. Es natural, ya estaban muy seguros de sí mismos y de la respuesta del público. «María de la O» de Ernesto Lecuona, en la voz de Belén Genicio, simplemente genial, pero... ¿quién ha dicho que Belén es mezzosoprano, y en cualquier caso quién o qué mide la tesitura para hacer la valoración? En mi discreto entender es una soprano enorme. Y su técnica, tanto en Ramón como en ella, es admirable.
«La tabernera del puerto», «El último romántico», «La revoltosa»... Al final, la ovación fue premiada con dos bises, fragmento de «Luisa Fernanda» y el «Maribai» de «Doña Francisquita».
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