lunes, 15 de abril de 2013

Crítica Concierto Art Concertante


Concierto en el Auditorio Tres Cantos de Madrid  
                          25 de Mayo de 2008
 

 

Escrito por Giner Alonso corresponsal en Madrid  
 
 
AUDITORIO DE TRES CANTOS (MADRID)

Con obras de G.Herrmann, Brahms, Tchaikovsky, Respighi, J. Nin-Culmell, Fauré y Chausson se presentó en esta sala madrileña el ensemble “Art Concertante” compuesto por Belén Genicio (mezzosoprano), Cameron Roberts y Francisco Aguado (Violines), Adolfo Hontañón (viola), Irina Comesaña (Violoncello) y Duncan Gifford (piano).
 
Poco frecuente es ver en las salas de conciertos esta combinación camerística que tiene a la voz como eje central y a la vez como un instrumento más de la agrupación. Sorprendente comienzo con el  Erfüllung (Glaser) del compositor, violinista y director alemán G.Hermann (1808-1878) en el que pudimos oír a la española Belén Genicio espléndida, dialogante con los instrumentos y con un timbre y factura de primera calidad. Un lujo de cantante que fue Premio Nacional fin de carrera de Canto y ganadora del Concurso Internacional de Canto “Lauri-Volpi”. Desarrolla una importante carrera en Teatros alemanes y en el género de la Canción de Concierto y el Lied. En la actualidad compagina sus actuaciones con la docencia en la Escuela Superior de Canto de Madrid de donde es Catedrática por Oposición.

Las piezas de Brahms, Dos Lieder con viola obligada de su Op. 91: Gestille Sehnsucht (Rückert) y el Geistliches Wiegenlied (Lope de Vega/ Geibel) encantadoras y llenas de melancolía donde tanto los instrumentos como la voz tuvieron una perfecta fusión y donde Genicio mostró sus grandes dotes de liederista, interpretando cada palabra y cada onomatopeya del texto con una     excelente dicción en alemán. 
 
El siguiente compositor elegido fue Tchaikovsky con su Lied der Mignon (con texto de Goethe)  para pasar a la que, según mi opinión, fue la pieza más difícil del concierto: Il tramonto de Respighi, obra de 1914 en la que la soprano canta sin parar en un verdadero maratón vocal que Belén Genicio resolvió sin problemas a pesar de los tempi que en algunos momentos marcaban los instrumentos, quizás demasiado pesantes.
Concluyó la primera parte con dos poemas de Jorge Manrique para canto y cuarteto de cuerda del compositor J. Nin-Culmell (1908-2004): Con dolorido cuidado y Quien nos tuviere en presencia. Piezas de carácter intimista y muy personales.
En la segunda parte el piano tuvo más protagonismo. Tras las encantadoras melodías de Fauré, Claire de Lune, Mandoline, Automme, y Toujours (con textos de Verlaine, Silvestre y Grandmougin) ofrecieron cuatro melodías de E.Chausson, Le colibrí, Le temps des Lilas, Sérénade italienne y Les Papillons (con textos de Lisle, Bouchor, Bourget y Gautier). Magnífico el pianista Duncan Gifford siempre atento a las inflexiones de  la voz y consiguiendo que las canciones sean verdadera música de cámara donde el piano y la voz comparten protagonismo. Un estilo muy cuidado y un bello sonido incluso en los pasajes de más virtuosismo. Destacar la versatilidad de Belén Genicio que después de una primera parte tan intensa, fue capaz de transformar su vocalidad a las sutilezas del impresionismo francés y a las de la lengua francesa,( la más difícil para cantar).
Terminó el recital con la Chanson perpétuelle de Chausson, otro descubrimiento musical para canto, cuarteto de cuerda y piano. Infrecuente el repertorio e infrecuente la calidad interpretativa que regaló este conjunto de cámara.
 

 

 

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